Nos envolvemos de fiesta porque la Madre de Dios es también Madre nuestra que nos protege y nos alienta en la vida. En cada acto cotidiano vela a nuestro lado. Las dificultades se tornan más llevaderas sabiéndonos amados por Ella.
Es ejemplo de la hermosura de corazón invitándonos a parecernos a ella.
La vestimos de gala, la adornamos con joyas y flores, sí, un acto muy humano por ensalzarla, por elevarla a la categoría de Reina. Un acto de amor y admiración de nosotros sus hijos. Pero no olvidemos que bajo esa apariencia de reina, ella es humilde sierva de Dios, sufridora del sufrimiento más dolido, compañera fiel del amor más grande, ella es la Madre por excelencia, escogida entre todas las mujeres porque supo entregarse por entero a la voluntad del Padre.
Miremos pueblo de Valdeganga a la Virgen en las procesiones con gran devoción.
Sintamos que su imagen hermosa es reflejo de lo más hermoso, su corazón.
Unámonos en su caminar, imitemos sus pasos al andar, hagámonos grandes en humildad.
Amar a la Virgen del Rosario es amar a los demás, servir al hermano, ansiar la paz.
¡ VIVA LA VIRGEN DEL ROSARIO !
FELICES FIESTAS PATRONALES