Algunos de nosotros era la primera vez que íbamos a esta casa y salimos muy contentos de la visita.
Nos llamó mucho la atención tanta amplitud y luminosidad, tanta limpieza. La capilla es preciosa y el poder compartir un ratito con estas personas que viven allí fue muy gratificante. Había allí otro grupo de jóvenes de otra parroquia de Albacete que también se habían acercado a visitarlos.
La hermana nos enseñó la cocina donde se recibe a muchísimas personas que van a comer diariamente porque no tienen recursos, un grupo de voluntarios muy bien organizados estaban allí haciendo la comida para un montón de personas y estaban tan contentos!. Nos dijo que allí no se le negaba la comida a nadie y que todos eran bien recibidos para sentarse a la mesa.
Lo que más nos impresionó a todos fue cuando con mucha naturalidad, la hermana nos contaba que nunca había faltado comida para ofrecer. Siempre vienen provisiones cuando más parece que se necesitan, sin miedo a que falte y con una gran fe puesta en el Señor y en su divina providencia saben que Dios provee de todo lo necesario.
Los jóvenes fuimos a dar y resulta que recibimos mucho más que dimos.
